El autogobierno en el camino espiritual

Perspectiva sobre la responsabilidad espiritual y el negocio de la conciencia

juan casal

5/25/20223 min read

Tal vez la mayor diferencia entre oriente y occidente sea ésta: el límite entre maestro y discípulo, entre sanador y paciente, entre ayudar al prójimo y aprovecharse de él. No es que los roles se fundan o confundan sino que quienes se confunden son los que desempeñan los roles. El paciente, siendo un eterno paciente, a merced de que cada chamán, gurú, facilitador de medicina, o terapeuta que se le cruce en el camino, sosteniendo la ilusión de que un día llegará uno que sí sea su verdadero guía. Y mientras tanto derrochar miles y millones en infinitud de terapias, lecturas, canalizaciones, baños de cuencos, ceremonias, sesiones, masajes tántricos, cursos, talleres, retiros, embelesados por la luz que irradia el otro polo de la ecuación. Y a pesar de hacer todo eso, de tomar aviones a India para participar en Ashrams, anotarse en retiros exclusivos en México o internarse en el Valle Sagrado de los Incas para probar cuatro diferentes plantas maestras en una semana, el único paso que fundamenta auténticamente un Camino que es tomar la responsabilidad sobre el recorrerlo, ese paso, no ha sido dado. Así deambulan por la Tierra, muchos adoradores de la luz, a merced del chamán de turno.Por otro lado, están los prestadores del servicio de la Conciencia. Este grupo está formado por quienes han hecho de esta arcaica función pontifical, un negocio rentable. No sólo se trata de personas individuales, sino ya de corporaciones transnacionales que diseñan y ofrecen todo tipo de experiencias adecuadas al comfort del turista de resort all inclusive, para no perder el sentido del lujo, el sueño americano y la neo-ética del veganismo. Siendo el aspecto financiero notable, no es éste el fundamento que sostiene la ilusión de iluminar-al-otro, sino la postura egóica más común que se encuentra en éstos ámbitos: personajes que creen haber trascendido la dualidad habiendo superado toda su oscuridad y que portan vestimentas, insignias y tatuajes; y claro que en su discurso están las acreditaciones de su status espiritual. Estas personas, en su mayoría, no sólo están ávidas de dinero en pequeña, mediana y gran escala, sino que por sobre todo, su avidez es el poder. Sentirse adorados, estar al menos un escalón más arriba que la mayoría y bajo el slogan de ´yo puedo ayudarte`, siempre tendrán un producto o servicio que vender, completando la ecuación ante la falta de responsabilidad y autogobierno del otro polo.Participar en ceremonias, permitir que un terapeuta, sea acupuntor, quiropráctico o sanador, chamán, guía, facilitador de ceremonia sea parte del camino propio no tiene nada malo. De hecho, en momentos claves del camino, es necesario. Momentos donde la energía se ha materializado y fijado, en donde uno no encuentra por donde continuar... para esos momentos de desahucio, no es tanto el personaje sino las medicinas sagradas y sus muchos beneficios, quienes pueden ayudar y re-armonizan el toroide energético, removiendo patrones y avivando la conciencia del ser, expandiéndola, reforzándola. Pero ha de estar claro como el agua que quien decide cuándo, cómo y en qué medida continuar visitando a ese facilitador, es uno. El autogobierno viene a traer orden a la ecuación total, donde ambos polos reconocen su campo de acción, dándole la oportunidad a cada quien a ser. El maestro que enseña cuando el discípulo está listo y el discípulo que con dedicación y perseverancia se trabaja y se prepara para obtener las enseñanzas, primero integrando las lecciones previas, luego preparándose para la venideras. Autogobernar el camino, tomar responsabilidad sobre cada paso, hace al caminante propietario de su andar. A su ritmo, con su respiración, dueño de sus pasos, se mueve. No hay realmente a donde llegar, no hay meta ni objetivo, se trata de andarlo, de sentirlo, de habitarlo. Puede ser extenso, puede ser duro, puede ser ligero, puede ser música o silencio, paz o puede ser ardido, todo depende de lo que elija quien lo camina.