Espíritu y materia: la trenza de la dualidad
Cómo integrar a nivel humano las naturalezas divina y terrena a nivel consciente.
CIENCIA
El espíritu tiende a la experimentar la materia. La materia tiende a experimentar lo espiritual. Este dirigirse hacia el polo opuesto, lleva la experiencia humana de lo sutil a lo denso y de denso a sutil.
Se da una dinámica que puede parecer caótica, desordenada, casual, incluso informal. Visto desde la limitación, hasta puede parecer una suerte de vicisitudes, concatenación de eventos en una linealidad ocurrente. Sin embargo visto de la una perspectiva expandida, toda experiencia humana en todo tiempo, lleva dos impulsos: el mundano o el sagrado.
Ningún impulso es equivocado, ni acertado. Lo que puede ser equivocado o acertado es ir en contra de esa fuerza que nos lleva.
´Cuando el viento sopla del Norte, el monje barre hacia el Sur. Cuando el viento sopla del Sur, el monje barre hacia el Norte`
Tener una experiencia mundana cuando la energía va en ese sentido, es el modo de aprovechar ese impulso. Y cuando la energía se presenta disponible a tener una experiencia sagrada, espiritual, lo más saludable es unirse a ella.
La tercera línea, la que da la continuidad a ambos polos de la experiencia humana, es la conciencia. Es la línea que une la experiencia divina y la experiencia carnal, el espíritu y la material, la mente total y el cuerpo, la eternidad y el efímero presente.
A través de la conciencia toda acción, sea física o verbal, todo pensamiento, toda intención, se refina en percepción de experiencia. En ese sentido, una vida totalmente consciente implica simplemente un compromiso a experimentar conscientemente, sin juicio sobre la experiencia, en plena presencia, en una forma desapegada siguiendo los caminos a terrenal y a lo divino según se presenten. Habitar el efímero presente con tanta entrega que parezca infinito.